sábado, 16 de diciembre de 2006



De la Guerra (y 2)

Sopló el viento sacudiendo el llanto, aleteando el abrigo, girando el cuello hasta arrancar de cuajo aquel esqueje bañado de rocío. Ahora la rama se empapa en Sombra de la cebada crecida, y de moho. En el suelo permanece quieta cerca del árbol tronchado, y la casa quemada, como las ropas de aquella familia asustada, mientras miraban al cielo, porque el cielo silbaba.